MEDICINA

 

Rubeola

El virus de la Rubeola es el responsable de una enfermedad febril y benigna, caracterizada por una erupción difusa constituida por pequeñas máculas puntiformes (manchas rojas) con una distribución en la piel semejante al sarampión. Tiene un periodo de incubación de 14 a 23 días y puede ser transmisible a otras personas alrededor de una semana antes y 4 días después del inicio de las lesiones de la piel es de 2 a 5 días.     

En el caso de que el virus de la Rubéola infecte a mujeres en el primer trimestre de embarazo, se puede producir el "Síndrome de la Rubéola congénita". La presentación clásica es la de un lactante pequeño prematuro con cataratas, lesiones cardiacas, lesiones dérmicas, debido a la presencia de púrpura y aumento del tamaño del hígado y bazo. También suele existir afectación cerebral con retraso mental y sordera.  

El diagnostico de la enfermedad se realiza mediante la determinación de anticuerpos IgG e IgM en sangre del paciente. Los primeros en crearse son los de la clase IgM, los cuales se pueden detectar al segundo o tercer día, persistiendo positivos entre 2-3 meses. A continuación aparecen los anticuerpos IgG que persisten durante toda la vida del paciente protegiéndole contra nuevas infecciones de este virus. En las mujeres es conveniente conocer su estado inmunitario, antes de un posible embarazo. Si tras la realización de los análisis de sangre, no existen anticuerpos la mujer es susceptible de ser infectada por el virus y se le recomienda la vacunación. Tras esta la mujer debe evitar quedarse embarazada durante un periodo de tres meses, ya que la vacuna podría afectar al feto. Posteriormente, pasadas 6-8 semanas se harán análisis para ver si la respuesta ha sido buena a la vacuna. 

En mujeres embarazadas si no se detecta la presencia de anticuerpos, se realizaran controles sucesivos (determinación de IgG e IgM) hasta la terminación del embarazo, recomendando como en el caso anterior la vacunación tras el parto. Si en los analisis realizados se detecta la presencia de IgM especifica o bien una seroconversión, es decir, pasar los anticuerpos de negativos a positivos, indicará la existencia de una infección reciente. 

En el recién nacido la presencia de anticuerpos IgM específicos positivos son diagnosticados de infección durante el embrazo. El niño al nacer posee anticuerpos de la clase IgG adquiridos de la madre que los pasa a través de la placenta. Estos anticuerpos se van eliminando poco a poco hasta desaparecer por completo a los 6 meses de vida aproximadamente.  Si después de este tiempo los anticuerpos persisten, puede ser indicativo de infección en el niño. 

No existe un tratamiento especifico para la infección. La Inmunoglobulina especifica antirrubeolica es de dudosa eficacia, no estando recomendada su administración de forma rutinaria. Actualmente la única forma de actuar frente a las malformaciones producidas por la rubéola congénita es la prevención mediante la vacunación. En España la política de vacunación comprende una dosis de la vacuna triple víricas (rubéola, sarampión y parotiditis) a los 15 meses y una segunda dosis de la vacuna de rubéola a todas las niñas a la edad de 11 años. Como se menciono anteriormente toda mujer en edad fértil deve ser vacunada previa determinación de anticuerpos.       

 

Mª. Rosario Aretio Najarro.