ARTÍCULOS VARIOS

 

In Memoriam

Excmo. Sr. D. Antonio Hermosilla Molina

"Hombres como él, con su entrega y humanidad, hacen falta en Sevilla". Así, sin medias tintas, con la rotundidad y naturalidad emergentes de costumbres ancestrales, sabias palabras, que expresan el hondo sentir de las buenas gentes de esta tierra, se vertían a raudales, al referirse al pueblo llano, a la figura del médico fallecido, al hombre bueno que hemos perdido para siempre. Y es que D. Antonio Hermosilla, mi amigo ideal, quiso llegarse a los cielos de Sevilla, sin alharacas, medio de puntillas, una noche fría, miércoles de noviembre para olvidar, envuelto en volutas de incienso en la collación de San Lorenzo, junto a la capilla del Sagrario de esa parroquia.

Sevillano de nacimiento (24-enero-29), criado en plazuelas y calles estrechas, llenas de historias de amor de un barrio, el de Santa Cruz, donde él supo libar sus encantos, que siempre tanto le hechizaron. En las famosas tertulias del tranvía y el "el cenicero" de un centenario Ateneo, allá en la calle Tetuán, empezó a conocer a muchos amigos de juventud e incluso en la biblioteca de la Docta Casa, estudiaba horas y horas su brillante carrera universitaria. Doctor en Medicina y Cirugía, Premio Extraordinario del Doctorado, médico especialista en Traumatología y Ortopedia -durante muchos años le conocí trabajando como traumatólogo en la Ambulatorio Virgen de los Reyes, en la calle Marqués de Paradas, haciendo el bien a todo el que se lo pedía. Académico Numerario de la Real Academia de Medicina donde ocupaba el cargo de Vice-Presidente, de la de Buenas Letras, de la "Vélez de Guevara" (Ecija), fundador de la Sociedad de médicos escritores y artistas "Nicolás Monardes", Hermano Mayor de la Hermandad de Santa Cruz -que le distinguió con su Medalla de Oro -a título póstumo- del Excmo. Ateneo de Sevilla, escritor excelente, con libros de gran categoría en su haber, publicista prolífico en diarios médicos y culturales... con ser todo ello mucho pues dice de su gran labor como médico y humanista, nada le meritó tanto en la vida, como su bondad infinita, su caballerosidad inconmensurable, su fe y ganas de vivir apasionantes.

Recuerdo haber estado muy cerca de él estos últimos cinco años, allí en el Ateneo, como Directivo de la Docta Casa. Así, rememoro con enorme emoción, como la enfermedad que le limitaba muchas jornadas, no sólo no fue obstáculo para él, sino incluso, haciéndoles jirones a la misma, con su enorme fe, afrontó los retos que la Sevilla de hoy le demandaba y una institución tan requerida como el Excmo. Ateneo, gracias a su fortaleza de espíritu, forjada con enormes pinceladas de amor de su esposa, Dª Esperanza, de sus hijos y de los que compartimos su amistad, salió adelante con el ímpetu que nuestra ciudad quería.

D. Antonio Hermosilla ha muerto, pero su huella indeleble, su paso por la vida haciendo el bien, su inquebrantable amor a esta ciudad, todo ello no cayó en vacío, sino que dio sus frutos, y ahí están. Sevilla, ciudad eterna, que sabe reconocer a sus hijos más queridos no olvidará jamás a este hombre, mientras discípulos suyos, como el que esto escribe recuerden su obra, su maravilloso paso por esta vida.

Dr. Alberto Máximo Pérez Calero

* El Dr. Hermosilla Molina fue miembro del Patronato de esta Fundación