Las historias de los
barcos, son parte de la Historia de España, e, incluso, en ocasiones, un
momento estelar de ella. Un barco es parte del territorio nacional y, como
plataforma móvil La representa allí donde es necesario. Sus dotaciones
son hombres de todas las regiones del globo que forman o formaron las Españas,
con sus particularidades y un afán común, el engrandecimiento de la
Patria.
Es fácil, por ello, entender ese hermanamiento entre la Casa Real y su
Armada , mismos sagrados deberes , mismos objetivos nacionales. Hay una
evolución interesante en la asignación de nombres, una veces son genéricos,
otras personales y, finalmente, también los hay que corresponden a Reinas
o Princesas sin fijar exclusivamente la titularidad de Príncipe o
Princesa de Asturias.
Desde la llegada de los Borbones al Trono de España (1700) hasta hoy,
todos los reyes han tenido un navío con su nombre propio u otro que hace
referencia a ellos, salvo Fernando VI.. Carlos IV y Juan Carlos I tampoco,
pero sí sus esposas, las reinas María Luisa y Sofía, respectivamente.
El nombre más repetido ha sido el de Reina Isabel II en cuatro ocasiones
( 1834, 1850 , 1853 y 1886).
Salvo escasas excepciones, durante el siglo XVIII los nombres que reciben
los buques de la Real Armada relacionados con la familia real, son genéricos,
no personales.
Encontramos tres veces a los navíos Soberano (1755,1771 y 1795), y Reina
(1731,1744 y 1793); dos a los Princesa. (1731,1750), Príncipe,
(1730,1759). En esa época también existieron el bergantín Infanta de 18
cañones, apresado a los ingleses en Cuba en 1781, la corbeta Infante D.
Carlos de 20 cañones, apresada el año 1799 a los ingleses en el Mediterráneo
y finalmente la corbeta Infante D. Francisco de Paula, de 20 cañones,
construida en La Coruña en 1799.
El primer navío que ostentó el nombre de Príncipe de Asturias le, lo
encontramos en la batalla de Cabo Passaro el 11 de agosto de 1718, en la
escuadra de D. Antonio Gaztoneta (29 navíos). Lo mandaba el Jefe de
Escuadra, D. Fernando Chacón. De 72 cañones y 450 hombres de dotación,
luchando contra la escuadra inglesa de 21 navíos mandada por el almirante
Sir Jorge Byng. El Príncipe de Asturias le fue uno de los once apresados,
se rindió ya que se hundía dada la cantidad de agua que hacía, a con-
secuencia de los balazos recibidos de tres navíos enemigos. Como se
recordará no había guerra entre ambos países, que se declararía el 27
de diciembre.
Otro navío bautizado con el nombre de Príncipe de Asturias le existió a
finales del XVIII, de 112 cañones, de tres puentes, botado en La Habana
en1794 y que se perdió allí en 1812. Asimismo, existió una fragata
botada en 1714, en La Coruña, de 20 cañones; otra fragata con el sólo
nombre Príncipe. de 26 cañones, botada en Filipinas el año 1785. Otros
nombres de la familia real en fragatas fueron Reina Santa Isabel (1714) y
dos Real Jorge. (1718 y 1780).
Ya en el siglo XIX, con el nombre de Isabel I existieron buques menores,
un guardacostas (1835) y un bergantín (1845). Infante (1726,1750),
Monarca (1755,1759) y Fernando VII. (1791,1817). Nombres utilizados en una
sola ocasión fueron los navíos Real(1714), Real Felipe (1732), Real
Familial (1732) y Real Carlos(1787). Es notorio que la Real Familial era
la de Felipe V. Con el mismo nombre se inició el año 1808 un navío en
La Habana que no se terminó, Real Carlos(1787), en honor del entonces rey
Carlos III, que fallecería en Madrid el año siguiente.
El Real Felipe era un mastodonte de tres puentes y 114 cañones, botado en
1732 en Guarnizo. Es evidente que se elude al primer Borbón que reinó en
España, Felipe V. Aquél navío fue el primero de gran tamaño que se
construyó en España. Dirigió la misma el ingeniero Gaztañeta bajo
planos de Autran. Fue excluido en Cartagena en 1750. Una de las famosas
baterías flotantes que participaron en el sitio de Gibraltar y que fueron
al fuego el 8 de septiembre de 1782 se llamaba Príncipe Carlos, era de
las menores, armada con 7 cañones y la mandaba D. Antonio Basurto.
Hacia el final del siglo se introduce la costumbre de los nombres
personales, así Infante D. Pelayo(1791) de 74 cañones, construido en
Habana y Reina Luisa(1794), éste último construido en Ferrol, de 112 cañones,
uno de los doce de tres puentes que tuvo el país en ese siglo, bautizado
en honor de la Reina Mª Luisa de Parma, esposa de Carlos IV y su prima
hermana. Contrajeron matrimonio el 4 de septiembre de 1765 en el Real
Sitio de San Ildefonso.
En los buques autorizados a ejercer el corso, existieron cinco llamados Príncipe
de Asturias. El primero en el año 1797 apresó al bergantín sueco
Pomona; el segundo era un javenque de seis cañones y veinte obuses,
construido en Mallorca en 1801; el tercero un místico de 50 toneladas y
10 cañones armado en Vigo en 1806. En este mismo año y lugar existió
otro corsario, que sería el cuarto y, finalmente, el quinto una corbeta
de 24 cañones armado en Vigo el 1806.
Con el nombre de Reina Amalia hubo un bergantín de 16 cañones, en honor
de la tercera esposa del Rey Fernando VII, Mª Amalia de Sajonia, nacida
en Dresde en 1805, y que falleció en Aranjuez en 1829, sin herederos. Por
un tratado firmado en Madrid en 1817, el Emperador de Rusia vendió el Rey
de España cinco navíos (74 cañones) y tres fragatas(40 cañones), al
precio de 13.600.000 rublos (acuerdo Eguía-Tatischeff). Llegaron en tal
estado que cuando fueron reconocidos se les calificó como inútiles, costándole
el cargo al Ministro de Marina, Vázquez de Figueroa.
Caso excepcional constituye el poner el nombre de un rey extranjero a un
navío español. Es el caso del Alejandro, de 74 cañones, en honor del
hijo del zar Pablo I.
Los dos últimos navíos construidos en España cuando ya se implantaba el
vapor como medio de propulsión, fueron el Reina Isabel II, de 84 cañones
y botado en La Carraca en 1853 y también el Rey Francisco de Asís, de
80,y botado en El Ferrol en 1854, siendo ambos dados de baja,
respectivamente en 1887 en Cartagena el primero, y 1865 en La Carraca el
segundo.
Antonio de la Vega y Blasco
Capitán de Fragata. Del Colegio Heráldico de España y de las Indias
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