Por las repercusiones que sobre la
sociedad tienen, nos detendremos en tratar algunos aspectos de la fuerza
de la naturaleza, esto es, en analizar los riesgos naturales; centrándonos
en aquellos con mayor incidencia en Andalucía.
La desarrollada y tecnificada sociedad en que vivimos nos proporciona
elementos y sistemas de seguridad que tienden a prevenir y mitigar los
efectos del ilimitado poder de la naturaleza; no obstante, aunque
orillemos el tercer milenio de nuestra era, los seres humanos continuamos
siendo muy vulnerables. A veces, tal vulnerabilidad, paradójicamente,
viene agravada o incluso promovida por nuestro propio afán desarrollista
que llega a desafiarla o desdeñarla.
Existen riesgos meteorológicos que frecuentemente ocasionan daños
irreparables en personas y en bienes. Para encontrar ejemplos de ello,
lamentablemente, no es preciso remontarse muy atrás: todos recordamos cómo
en Sevilla el día de nochevieja de 1998, con vientos de 115Km/h, se
desplomó parte del muro de cerramiento de un gran solar matando a cinco
personas.
Así mismo, convivimos con otros riesgos naturales, como los telúricos.
Andalucía puede considerarse como una zona de riesgo sísmico medio; de
hecho, ha sufrido a lo largo de su historia algunos terremotos de carácter
destructor (durante el siglo XX hubo nueve, la mayoría de grado VIII en
la Escala de Richter; además, históricamente, destacan el de Carmona en
1504, el maremoto de Cádiz en 1755 y el de Arenas del Rey. Granada, en
1884).También en estos riesgos encontramos elementos paradójicos; así,
junto a avances tecnológicos que permiten análisis geofísicos antes de
construir y el empleo de técnicas sismorresistentes de edificación, cada
vez es mayor la concentración de la población, las construcciones son
mayores y más altas o las obras de infraestructuras tienen más
envergadura (embalses, autopistas , viaductos...)
En los riesgos naturales existen dos componentes: los fenómenos geofísicos
o geodinámicos, originados en nuestro medio natural, tanto en el interior
como en el exterior de la Tierra, y sus repercusiones en la especie y la
actividad humanas.
El parámetro de mayor importancia no es la intensidad del fenómeno
natural en sí mismo, sino la negativa incidencia o repercusión de éste
sobre la sociedad; aunque con frecuencia confundimos la causa y el efecto,
de tal modo que se asocie el desastre (efecto) al fenómeno físico que lo
generó (causa).
El impacto de un desastre natural viene condicionado por algunas
variables, tales como: la intensidad del fenómeno (no son iguales los daños
ocasionados por vientos de 90 Km./h que de 200), la presencia de personas
en la zona afectada (un terremoto en una zona deshabitada no produce los
mismos daños que en una ciudad), las infraestructuras existentes que
minimicen o, al menos, palien los efectos (si se encauza un curso de agua,
será mas difícil su desbordamiento), los sistemas técnicos de predicción,
prevención, aviso, alerta, etc. con que cuente la comunidad (los efectos
de una ingota fríal. serán mayores si no es posible su predicción o el
aviso de la población), la información y la formación de los ciudadanos
en autoprotección (de poco sirve un aviso de lluvias torrenciales si la
ciudadanía no sabe qué hacer o qué no hacer ante éstas).
Los riesgos naturales pueden clasificarse desde varios puntos de vista o
criterios. En cualquier caso, habrá de tenerse en cuenta las
interacciones que unos riesgos tienen con otros y, más específicamente,
en sus consecuencias. Existe una concatenación espacio-temporal que
raramente hace que se presenten por separado en un lugar y en momentos
diferentes. Así, por ejemplo, una inundación puede coincidir con
desplazamientos de ladera y erosiones del terreno; o bien, un temporal
lleva asociado lluvias torrenciales, fuertes vientos y temperaturas gélidas.
Tampoco puede obviarse el significativo hecho de que un riesgo natural
incrementa la potencialidad de otros de distinta entidad, como los antrópicos
o los tecnológicos ( un seísmo puede ocasionar un grave accidente en una
industria química o el derrame de una mercancía peligrosa transportada
por FF.CC.,un temporal de nieve puede provocar el aislamiento de
poblaciones, desabastecimiento, etc.)
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