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Bioética
Una disciplina en auge

La Bioética ha irrumpido enérgicamente ante el gran publico en fechas muy recientes. La razón principal radica en que todos, de alguna manera, nos vemos implicados en esta disciplina que regula la moral y las obligaciones del hombre. Pero su trampolín ha sido sin lugar a dudas el vertiginoso avance de la ciencia, particularmente el de la ingeniería genética.   

No cabe duda de que el campo donde la Bioética actúa es muy extenso. Desde el derecho de todos los pueblos a ser protegidos del sufrimiento y las enfermedades a la cobertura medica necesaria para los mas desfavorecidos, pasando por las investigaciones sobre el genoma humano, la clonación, la eutanasia y el concepto de persona, entre otros argumentos. Todos estos <<derechos humanos>> tratan de ser protegidos por organizaciones tanto publicas como privadas, y tienden a lograr una vida mas digna para los humanos del planeta. Pero no cabe duda que las posibles soluciones a estas cuestiones implican presupuestos ideológicos, religiosos o meramente filantrópicos, generando posiciones encontradas cuando se trata de responder a determinadas cuestiones. Además se añaden otros problemas colaterales, como la opinión publica enfrentad a las instituciones, como ha señalado Nancy Betkowsky.  

Si en Nüremberg se condenaron los experimentos biomédicos realizados con presos, sacando la la luz el código de 1947 con los principios básicos de la experimentación con humanos, actualmente está en el alero la cuestión de si son lícitos todos los métodos de la investigación médica moderna. La cuestión no puede ser mas vital : ¿Existe alguna norma que regule el alcance y señale el método de la ciencia? La respuesta, para ser adecuada, deberá dignificar tanto al investigador como al resultado de su trabajo, y en esto consiste precisamente la Bioética. La declaración de la UNESCO sobre Biotecnología en 1992 y el Convenio sobre derechos humanos y Biomedicina suscrito en Oviedo por veintiún países en 1997. son intentos muy validos que pretenden universalizar unos criterios básicos que sean norma y guia del acontecer humano.    

No olvidemos que sólo el hombre está capacitado para ajustarse a un comportamiento regido por la norma; es capaz de trabajar en una dirección que objetivamente se considere adecuada; precisamente la correcta, <<la buena>>, frente a la otra alternativa que degrada la dignidad humana. Y ese trabajo etico es lo que produce el progreso. 

Sin embargo, actualmente, la palabra progreso se ha cosificado, ha sido manida hasta convertida en un tópico. Algunos han creído que el progreso era sinónimo de modernidad, olvidando el progreso, por el hecho de serlo, no siempre es bueno y aceptable. J.R. Ayllón ha escrito certeramente que con frecuencia elegimos el mal; existen posibilidades también negativas junto a otras positivas, y junto a inventos maravillosos se han construido también  cámaras de gas, violencia, injusticia y dolor. De ahí que sea necesaria una brujula que oriente al hombre en el confuso mar de la vida. Y esta tare a la desempeña la ética, Bioética en nuestro caso.    

El fin de la Bioética no puede ser otro que el de construir un mundo habitable, haciendo el bien y evitando las pautas de comportamiento reprobables. Este concepto , que es la medula de la referida disciplina, ha de ser incuestionable . K.J Ryan, del Boston Hospital for women y otros colegas establecieron en 1979 unos principios básicos para las investigaciones biomédicas y comportamentales; el respeto a la persona, la máxima hipocrática de << no hacer daño>> y el principio de justicia. La persona es un ser con autonomía propia pero que ha de ser protegida. Para ello, las leyes deben ofrecer todas las grantias para preservarla de cualquier daño o de minimizarlos.  

Los esfuerzos por construir una Bioética objetiva están siendo importantes. Se pretende no solo establecer el <<mínimo ético>>, sino elaborar un código que sirva de pauta a las legislaciones de los diferentes países. Entre los puntos básicos para el verdadero progreso científico podrían citarse los siguientes:

  • Primacía del ser humano sobre los intereses de la sociedad o la ciencia.

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  • Consentimiento informado del paciente antes de cualquier intervención médica, salvo en situaciones de urgencia.

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  • Protección de los incapaces de consentir, siempre que se actúe en su beneficio, o autorización de sus representantes. 

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  • Privacidad y derecho a la información. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida privada.

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  • No discriminación genética en razón de su patrimonio genético.

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  • Las intervenciones sobre el genoma solo podrán tener una finalidad, preventiva, de diagnostico o de terapia, y siempre y siempre que no tenga como objetivo modificar el patrimonio genético de la descendencia.

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  • La selección de sexo no debe utilizarse en la utilización de técnicas de procreación asistida, salvo para evitar una enfermedad hereditaria grave.

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  • Las investigaciones médicas con personas sólo podrían hacerse cuando no exista otro método de eficacia comprobable.

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  • La construcción de embriones humanos para fines de investigación queda prohibida ; y en los países donde se admite la investigación sobre embriones humanos in vitro, éstos deben estar protegidos por la ley.

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  • Los órganos no deben ser tratados como fuente de lucro.

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  • ¿Y todo esto por qué? La respuesta es clara: para vivir como personas, para se mejores y así ser mas felices. Ser felices en consecuencia de lograr el bien, aunque no todos coinciden en la misma noción de bien. Quizá convenga recordar las palabras de Robert Spaemann, pronunciadas para superar ese relativismo: Si por ejemplo,  colisionan los derechos de los fumadores y no fumadores que están en una misma habitación , y el conflicto se resuelve en favor de los no fumadores, eso ocurre no por que estos sean mejores personas, sino porque la salud tiene preferencia sobre el placer de fumar. Y el fumador se somete a este juicio por que comprueba que es así. Quien acepta esa manera de entender el valor que se opone a lo inmediatamente satisfactorio, es capaz de lo que se llama una acción ética. La conducta Bioética nace cuando la libertad puede elegir entre formas diferentes de conducta, unas mas valiosas que otras. Y aunque existan opiniones encontradas en aspectos accidentales de esta disciplina , no deberían disentir en lo esencial. Será mediante el esfuerzo del dialogo lúcido, sincero y desinteresado como podemos ofrecer a la sociedad un concepto mas humano y autentico de la persona.       



  •  José Alcázar Godoy