Revista  Informativa  de  la  Fundación  Repetto

Otoño 2000

 Año  3º


Indice de la Revista:

- Epidemiologia genética y molecular de la cistinuria en la comunidad Valenciana.
- Experiencia de 5 años en el diagnóstico de feocromocitoma.
- La Casa Real y su Real Armada.
- La fuerza de la naturaleza.
- Autoestima.

La fuerza de la naturaleza

Por las repercusiones que sobre la sociedad tienen, nos detendremos en tratar algunos aspectos de la fuerza de la naturaleza, esto es, en analizar los riesgos naturales; centrándonos en aquellos con mayor incidencia en Andalucía.

La desarrollada y tecnificada sociedad en que vivimos nos proporciona elementos y sistemas de seguridad que tienden a prevenir y mitigar los efectos del ilimitado poder de la naturaleza; no obstante, aunque orillemos el tercer milenio de nuestra era, los seres humanos continuamos siendo muy vulnerables. A veces, tal vulnerabilidad, paradójicamente, viene agravada o incluso promovida por nuestro propio afán desarrollista que llega a desafiarla o desdeñarla.

Existen riesgos meteorológicos que frecuentemente ocasionan daños irreparables en personas y en bienes. Para encontrar ejemplos de ello, lamentablemente, no es preciso remontarse muy atrás: todos recordamos cómo en Sevilla el día de nochevieja de 1998, con vientos de 115Km/h, se desplomó parte del muro de cerramiento de un gran solar matando a cinco personas.

Así mismo, convivimos con otros riesgos naturales, como los telúricos. Andalucía puede considerarse como una zona de riesgo sísmico medio; de hecho, ha sufrido a lo largo de su historia algunos terremotos de carácter destructor (durante el siglo XX hubo nueve, la mayoría de grado VIII en la Escala de Richter; además, históricamente, destacan el de Carmona en 1504, el maremoto de Cádiz en 1755 y el de Arenas del Rey. Granada, en 1884).También en estos riesgos encontramos elementos paradójicos; así, junto a avances tecnológicos que permiten análisis geofísicos antes de construir y el empleo de técnicas sismorresistentes de edificación, cada vez es mayor la concentración de la población, las construcciones son mayores y más altas o las obras de infraestructuras tienen más envergadura (embalses, autopistas , viaductos...)



En los riesgos naturales existen dos componentes: los fenómenos geofísicos o geodinámicos, originados en nuestro medio natural, tanto en el interior como en el exterior de la Tierra, y sus repercusiones en la especie y la actividad humanas.

El parámetro de mayor importancia no es la intensidad del fenómeno natural en sí mismo, sino la negativa incidencia o repercusión de éste sobre la sociedad; aunque con frecuencia confundimos la causa y el efecto, de tal modo que se asocie el desastre (efecto) al fenómeno físico que lo generó (causa).

El impacto de un desastre natural viene condicionado por algunas variables, tales como: la intensidad del fenómeno (no son iguales los daños ocasionados por vientos de 90 Km./h que de 200), la presencia de personas en la zona afectada (un terremoto en una zona deshabitada no produce los mismos daños que en una ciudad), las infraestructuras existentes que minimicen o, al menos, palien los efectos (si se encauza un curso de agua, será mas difícil su desbordamiento), los sistemas técnicos de predicción, prevención, aviso, alerta, etc. con que cuente la comunidad (los efectos de una ingota fríal. serán mayores si no es posible su predicción o el aviso de la población), la información y la formación de los ciudadanos en autoprotección (de poco sirve un aviso de lluvias torrenciales si la ciudadanía no sabe qué hacer o qué no hacer ante éstas).

Los riesgos naturales pueden clasificarse desde varios puntos de vista o criterios. En cualquier caso, habrá de tenerse en cuenta las interacciones que unos riesgos tienen con otros y, más específicamente, en sus consecuencias. Existe una concatenación espacio-temporal que raramente hace que se presenten por separado en un lugar y en momentos diferentes. Así, por ejemplo, una inundación puede coincidir con desplazamientos de ladera y erosiones del terreno; o bien, un temporal lleva asociado lluvias torrenciales, fuertes vientos y temperaturas gélidas. Tampoco puede obviarse el significativo hecho de que un riesgo natural incrementa la potencialidad de otros de distinta entidad, como los antrópicos o los tecnológicos ( un seísmo puede ocasionar un grave accidente en una industria química o el derrame de una mercancía peligrosa transportada por FF.CC.,un temporal de nieve puede provocar el aislamiento de poblaciones, desabastecimiento, etc.)


Geológicos
  • Procesos geodinámicos internos

    Terremotos

    Maremotos («tsunamis»)

    Diapiros (ascenso de rocas profundas a terrenos que están justo arriba)

  • Procesos geodinámicos externos

    Movimientos de laredas. Por ej., el desplazamiento o lengua de tierra de Olivares (Granada, 1986) o la «grieta» de Benamejí (Córdoba, conocida históricamente desde 1769).

    Expansividad de suelos (arcillas expansivas)

    Erosión-sedimentación, continental o costera

    Subsidencias (hundimientos y licuefacción del terreno

    Desplazamiento de dunas

    Radioactividad natural

Meteorológicos

  • Hídricos (relacionados con el agua)

    Inundaciones

    Sequías
  • Eólicos (relacionados con el viento)

    Tornados

    Ciclones o «baja»

    Vientos huracanados

    Tempestades
  • Térmicos (relacionados con la temperatura)

    Olas de frío

    Olas de calor

Germán Repetto Jiménez
Jefe del Servicio de estudios de la Escuela de Seguridad Pública de Andalucía.

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