El mes de junio del año 2000 quedará en
los anales de la Historia como el año del
GENOMA, hito de relevancia similar al descubrimiento
del átomo, la teoría de la relatividad, o la
rueda.
En un acto celebrado en Washington y
al mismo tiempo, a través de videoconferencia
vía satélite, los dignatarios Bill Clinton y
Tony Blair, anunciaron la consecución de un
borrador bastante aproximado, casi completo,
del manual de instrucciones del cuerpo humano,
del libro de órdenes. Con toda seriedad,
calificaron el hecho de uno de los mayores
logros de la ciencia en todos los tiempos.
En un acto celebrado en Washington, el presidente
americano estuvo flanqueado por los dos
máximos responsables de los dos equipos que,
en paralelo, habían estado trabajando sobre
el tema. Uno desde el sector público, y otro
desde el privado.
Clinton anunció que a partir de ahora los
dos responsables de los proyectos, Francis
Collins, director del público en EEUU., y
Craig Venter, presidente de la empresa Celera
Genoma, colaborarán mutuamente con el acuerdo
de publicar simultáneamente la información
obtenida.
Éste último desveló que su equipo
de científicos habían logrado descifrar y
ordenar correctamente la secuencia de más
del 90 por ciento del genoma humano, adelantándose
al sector público en algo más de dos meses.
Gracias al acuerdo, no desvelado en sus
bases, los proyectos público y privado zanjan
definitivamente sus diferencias, oficialmente,
al anunciar su voluntad de cooperar en el
futuro para interpretar la información que se
consiga de forma independiente, y publicar sus
hallazgos.
El genoma humano, es decir la
secuencia de genes que es común a todas las
personas (y casi idéntico a numerosas especies
animales y vegetales), contiene la información
básica sobre la composición del organismo de
cada individuo: desde el color del cabello a
las causas de la obesidad o de las
enfermedades. Especialmente los relacionados
con la herencia genética. Así trastornos o
enfermedades hereditarias como la diabetes, el
enanismo hipofisario, o la hemofilia, por
citar algunos ejemplos, podrían evitarse en
un futuro. Prevenir y tratar antes de su
aparición. Podría saberse que personas son
propensas a padecerlas.
Es la era efectiva de la medicina preventiva. Ligerísimas
variaciones en cada gen diferencian a unos
seres de otros. Lo que se ha conseguido
descifrar es el manual de instrucciones.
Secuenciar nuestros genes
es como escribir un libro.
Una vez publicado habrá
que leerlo y comprender
su significado. El propio
Craig Venter (Celera
Genomics), predice que
el desarrollo y la interpretación de
las secuencias, tardará varias
décadas. Aunque vista
la celeridad con la que
evolucionado el Proyecto, no
pueden hacerse demasiadas
conjeturas. Pero si es claro que la
aplicación práctica de estas investigaciones
biomédicas, no serán inmediatas, y por
supuesto, no anularán la necesidad de
continuar la investigación tradicional. Es
conveniente, sobre todo dada la publicidad que
rodea al descubrimiento y la aureola otorgada,
que la sociedad sepa que la medicina no
cambiará de la noche a la mañana.
El
12 de febrero del 2001
los dos equipos en disputa,
el Consorcio público internacional
y la compañía Celera
presentaron en sendas
conferencias celebradas
al unísono en Londres,
Washington, París, Berlín
y Tokio la secuencia prácticamente
completa del genoma
humano. El número estimado
de genes varía desde la
cifra aportada por Celera, de 26.000, a la del
Consorcio, de 40.000, si bien lo calculan del
orden de las 30.000.
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